La gente anda diciendo

La gente anda diciendo que esta semana fue un sacudón político y económico que dejó a Milei tambaleando. En las elecciones provinciales de Buenos Aires, La Libertad Avanza recibió un golpe fuerte: el peronismo ganó con el 47 % frente al 34 %, y la diferencia de más de 13 puntos no es un desliz,…

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La gente anda diciendo que esta semana fue un sacudón político y económico que dejó a Milei tambaleando. En las elecciones provinciales de Buenos Aires, La Libertad Avanza recibió un golpe fuerte: el peronismo ganó con el 47 % frente al 34 %, y la diferencia de más de 13 puntos no es un desliz, es una sentencia de los votos.

Y claro, los mercados reaccionaron como si esperaran lo peor: la Bolsa de Buenos Aires se desplomó hasta un 12,4 %, los bonos en dólares cayeron, el peso se debilitó, y los inversores dejaron claro que ya no confían ciegamente en el relato de libre mercado con moral dudosa.

Dicen que detrás de esa derrota hubo más que urnas: un escándalo de corrupción lo estaba esperando al borde del ring. Los audios de Diego Spagnuolo sobre la supuesta red de sobornos en ANDIS que aseguran que Karina Milei se llevaba un 3 % (y más) de contratos farmacéuticos se hicieron virales. Mientras tanto, el Gobierno vetó la Ley de Financiamiento Universitario y la Ley de Emergencia en Discapacidad, cosas que ya habían sido aprobadas en ambas cámaras. Veto político puro.

Las universitarias, los docentes, los trabajadores de la salud y los jubilados ya no pueden quedarse callados: convocan paro nacional, Marcha Federal Universitaria, protestas en el Garrahan, manifestaciones masivas exigiendo que el Congreso rechace esos vetos y proteja la educación y los apoyos a la discapacidad.

Se escucha que el poder intentó tapar la olla con censura previa: bloquear la difusión de esos audios, amenazas a medios, silencio oficial ante las acusaciones sobre Karina, todo mezclado con retórica de conspiración. Pero los ecos no mueren: cada vez más gente habla del “3 % de Karina” como si fuera un tatuaje que no se borra.

Y sí, hubo chiste por todo esto: que Karina se llevaba el 3 %, pero que Milei perdió por 13 %. Esa ironía amarga resume lo que muchos sienten: no hay ajuste ni discurso que valga si la gente empieza a poner el cuerpo, el voto, la protesta.

La gente anda diciendo que Milei reconoció la derrota, pero también prometió más ajuste. Que le duela perder, pero no lo cambia. Que todo indica que la economía seguirá siendo el talón de Aquiles del gobierno, porque la inflación, el deterioro salarial, la deuda social, los recortes en educación, ciencia, salud, los vetos… todo eso no se improvisa, se acumula.

También comentan que en Catamarca un juez federal ordenó restituir pensiones por discapacidad que ANDIS había suspendido. Una victoria judicial para quienes fueron directamente afectados por las políticas de ajuste y recortes. ([turn0search19])

La gente anda diciendo que el peronismo ganó en Buenos Aires no solo por estrategia electoral, sino también porque logró canalizar el enfado ciudadano: hambre, coimas, promesas vacías, escuelas sin presupuesto, universidades quebradas. Se dijo “basta” en las urnas, en las calles y en los debates.

Porque una derrota electoral no se mide solo en porcentajes, se mide en cuánta dignidad recuperó el pueblo. Se mide en cuántas voces apagadas salieron a gritar, cuántas instituciones se defendieron, cuántos sueños rescatan la memoria de lo público.

Dicen que si el 3 % de Karina fue escándalo, el 13 % de diferencia en las urnas fue advertencia. Que en Argentina, los privilegios no siempre ganan si el pueblo decide plantarse.

La gente anda diciendo que gobernar es escuchar, no vetar; es invertir, no ajustar con tijera; es proteger a los más débiles, no exponerlos. Y que esta semana el país habló claro: quiere justicia, transparencia y futuro.