La gente anda diciendo que la realidad volvió a golpear duro: lo que pintaba como un cierre de año con respiro para muchos, terminó de nuevo llenando de dudas a los de siempre —los que viven de su sueldo, del chango o de la changa, con poco margen para aguantar otra vuelta.
Se dice que los sueños de “desinflación” y “orden económico” se diluyen cuando aparece otra advertencia fuerte: cierre de fábricas, ofertas de empleo que nunca llegan, y un clima de temor que se cuela en el pan de cada día. El desempleo está al borde de explotar, según especialistas, tras la apertura de importaciones y un tipo de cambio que muchos creen que está atrasado.
También circula el rumor —y no sin motivos— de que el Gobierno retornó a los mercados internacionales para endeudar al país, buscando financiamiento extranjero con bonos en dólares, como si fuera una salvación mágica para problemas estructurales. Pero la gente anda diciendo que la deuda externa —esa que ya conocemos— no resuelve la crisis del bolsillo doméstico.
Al mismo tiempo, crece la sensación de que lo que se llama “reactivación económica” no llega a los barrios, a los pueblos del interior, a los talleres chicos que sostienen familias. Las mejoras económicas, dicen algunos, se sostienen en papeles: inflación anual que oficialmente baja al 30 %, pero con precios, tarifas y alquileres que siguen trepando para los que no pueden prever un empeño mayor.
La gente anda diciendo que este cierre de año viene con cuentas para muchos: tarifas más altas, empleos inseguros, ingresos que alcanzan cada vez para menos. Y que la promesa de orden no puede pesar más que la dignidad del pueblo.
Porque gobernar no es sólo equilibrar balances: es garantizar que cada argentino tenga la posibilidad de vivir con dignidad y con esperanza real.
La gente anda diciendo
La gente anda diciendo que la realidad volvió a golpear duro: lo que pintaba como un cierre de año con respiro para muchos, terminó de nuevo llenando de dudas a los de siempre —los que viven de su sueldo, del chango o de la changa, con poco margen para aguantar otra vuelta.Se dice que los…

