El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, celebró este lunes un logro histórico: por segunda vez durante su gobierno, el país fue retirado del Mapa del Hambre de la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Brasil había salido por primera vez de esa lista en 2014, también durante una gestión de Lula, pero regresó entre 2018 y 2022, bajo el mandato de Jair Bolsonaro.
“Profeso mi fe en la lucha contra el hambre y la desigualdad. Hoy dormiré con la conciencia tranquila, sabiendo que cumplo con mi deber para con el pueblo brasileño”, expresó Lula en un emotivo mensaje compartido en la red social X, acompañado de un video junto al director general de la FAO, Qu Dongyu.
Durante su conversación con el funcionario internacional, Lula destacó la importancia de combatir el hambre a nivel global. “Mi sueño es una campaña que devuelva dignidad, porque aún hay 33 millones de personas que pasan hambre en el mundo. Es una vergüenza para los gobernantes, porque el planeta produce suficientes alimentos, pero las personas no tienen dinero para acceder a ellos”, sostuvo visiblemente conmovido. También recordó que en su discurso inaugural de 2003 prometió que al final de su mandato todos los brasileños podrían desayunar, almorzar y cenar.
Un nuevo reconocimiento internacional
El anuncio fue respaldado por el último informe de la FAO, presentado en la Segunda Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU en Addis Abeba, Etiopía. Según el reporte, menos del 2,5% de la población brasileña presenta hoy riesgo de desnutrición, una cifra que coloca al país fuera de la categoría de inseguridad alimentaria. El estudio tomó como base datos recolectados entre 2022 y 2024.
“Estamos muy satisfechos con la noticia sobre los datos de la seguridad alimentaria. Es una gran conquista para Brasil. Usted está ofreciendo una oportunidad para que otros países aprendan de su ejemplo”, destacó Dongyu, elogiando las políticas implementadas por el gobierno de Lula.
El retiro de Brasil del Mapa del Hambre no solo refuerza el prestigio internacional del país, sino que representa un avance concreto en la lucha contra la desigualdad y la pobreza, pilares fundamentales del proyecto político impulsado por el actual presidente.