El presidente de la Cámara de la Construcción de La Pampa, Adrián Pérez Habiaga, advirtió que el sector atraviesa uno de los momentos más críticos de los últimos años, con la pérdida de entre 2.700 y 3.000 empleos y una actividad reducida a menos del 10% de su capacidad instalada.
Pérez Habiaga brindó estas definiciones en una entrevista televisiva, donde explicó que la paralización de la obra pública dejó a miles de trabajadores sin alternativas laborales estables. “Hacen changas, no tienen trabajo formalizado. Algunos sobreviven, otros recaen en el Estado”, señaló. Y recordó que la construcción suele ser “el último paso en la cadena de trabajo”, por lo que cuando el sector se frena, el impacto social es inmediato.
El empresario comparó la situación actual con la de 2022, cuando se proyectaba la licitación de 2.000 viviendas y las empresas trabajaban al 100% de su capacidad. Hoy, afirma, el sector no llega al 10%. “Hace tres años no había cantidad de empresas suficientes. Hoy sobramos”, lamentó. Si bien las firmas grandes se sostuvieron gracias a reservas acumuladas en años previos, muchas pequeñas dejaron de funcionar, aun sin procesos formales de quiebra.
Sobre el discurso oficial en torno a la obra pública, Pérez Habiaga sostuvo que existe una contradicción entre la idea de promover el desarrollo y la decisión de desfinanciar la infraestructura. Señaló como ejemplo el modelo chileno, que suele mencionarse como referencia, pero aclaró que Chile invierte 2,5 puntos del PBI en obra pública tradicional, muy lejos del esquema actual en Argentina.
Respecto a la obra privada, afirmó que tampoco logra compensar la caída de la inversión estatal. La actividad se concentra casi exclusivamente en viviendas y edificios pequeños, un mercado que se retrajo por el aumento del costo del metro cuadrado en dólares y la baja del valor de venta de las propiedades. Aun así, consideró que podría haber un repunte si se reactivan los créditos hipotecarios acordes a los ingresos reales de la población.
Finalmente, Pérez Habiaga cuestionó que el ajuste hacia el déficit cero recaiga sobre la construcción y los jubilados. Aun así, sostuvo una mirada esperanzada: “Los empresarios de la construcción somos naturalmente optimistas. Para crecer, el país necesita infraestructura. En algún momento se van a hacer”.

