El juicio oral por el femicidio de Raquel Amaya, ocurrido en Monte Nievas en junio del año pasado, se llevaría a cabo entre fines de octubre y comienzos de noviembre, según informaron fuentes judiciales de la Segunda Circunscripción Judicial con sede en General Pico. El único imputado, Fabricio Borges, de 48 años, permanece detenido desde la audiencia de formalización, en la que confesó haber cometido el crimen.

La acusación formulada por la Fiscalía de Delitos contra las Personas, a cargo de Guillermo Komarofsky, califica el hecho como homicidio doblemente agravado, lo que prevé una única pena: prisión perpetua. Actualmente, ya comenzaron a correr los plazos procesales para la audiencia de control de la acusación, que se celebraría en los primeros días de agosto. Una vez cumplida esa etapa, el juicio será presidido por la jueza de control Jimena Cardoso.

El crimen

El femicidio de Raquel Amaya, de 53 años, ocurrió el viernes 28 de junio de 2024 entre las 6 y 7 de la mañana, en una vivienda social de la zona noroeste de Monte Nievas. Según la investigación, la mujer fue golpeada y murió por asfixia. En ese momento, también se encontraba en el domicilio el hijo de 8 años que tenía en común con Borges.

El acusado intentó ocultar el cuerpo en dos oportunidades: primero lo trasladó durante la madrugada a la zona de vías entre Monte Nievas y Eduardo Castex, y luego, por la tarde, lo llevó hasta una alcantarilla próxima al “Camino a la Cruz”, donde finalmente fue hallado por las autoridades.

Durante la audiencia de formalización, Borges confesó ser el autor del homicidio. Sin embargo, la autopsia reveló que la víctima también había sufrido abuso sexual con acceso carnal, por lo que se ordenaron nuevos estudios de ADN, cuyos resultados comprometerían aún más al acusado. Por ese hecho, Borges se negó a declarar nuevamente.

Un pueblo conmovido

El crimen generó una profunda conmoción en Monte Nievas. Las autoridades informaron que, si bien se sabía que la relación entre ambos había terminado, no existían denuncias previas ni antecedentes de violencia, conflictos judiciales o causas penales entre ellos. La inesperada brutalidad del hecho y la presencia del hijo menor durante el ataque sumaron dolor a una comunidad que aún busca respuestas y justicia.