La investigación por el homicidio de Marta Beviglia, ocurrido el 10 de julio de 2004 en el barrio Villa del Busto de Santa Rosa, fue reabierta luego de que los avances en genética forense permitieran resolver recientemente otro caso emblemático: el doble crimen de Luis Epifanio y Graciela Torrent.
Un rastro pendiente
En la escena del crimen de Beviglia se levantaron 23 huellas dactilares, de las cuales solo una fue considerada “muy nítida, clara y apta para cotejo”, según detalló en su momento el comisario mayor retirado Roberto Riera, a cargo de la investigación inicial. Esa prueba permaneció reservada y ahora podría ser determinante para identificar al autor.
La abogada querellante Vanessa Ranocchia Ongaro, representante de los hijos de la víctima, Jorge y María Celia Moisés, pidió la reapertura del expediente ante el fiscal Máximo Paulucci. El juez Carlos Ordaz hizo lugar a la solicitud y autorizó que la causa vuelva a investigarse.
El crimen que conmocionó a la ciudad
Beviglia, viuda, comerciante y vecina reconocida por su vida tranquila, fue hallada sin vida en su vivienda de la calle Buenos Aires. Tenía un fuerte golpe, un cable telefónico enredado en el cuello y una bolsa de nylon en la cabeza. Fue su propio hijo Jorge quien la encontró, tras ser alertado de que no había llegado a su comercio en calle Pico.
Las hipótesis de aquel momento no prosperaron y, pese a la recompensa ofrecida por el gobierno provincial, nunca se identificó al asesino. El caso quedó estancado en el juzgado de instrucción Nº 2, a cargo de Carlos Alberto Bessi.
Un nuevo horizonte de justicia
El impulso de la familia se dio tras conocerse que en la causa Epifanio-Torrent, el Laboratorio de Genética Forense del Ministerio Público logró un “match positivo” que vinculó a un preso con las huellas de ADN halladas en esa escena, hecho que reavivó las expectativas.
“Si bien pasó mucho tiempo, hay optimismo de que la huella dactilar pueda conducir a la verdad”, señaló Ranocchia.
Los hijos de Marta Beviglia reiteraron que sienten la “necesidad de justicia” y que ahora, con los avances científicos, existe una esperanza renovada de que finalmente se esclarezca el crimen que conmocionó a la capital pampeana hace más de dos décadas.