El presidente del Superior Tribunal de Justicia de La Pampa, Eduardo Fernández Mendía, propuso un cambio de enfoque sobre la objeción de conciencia en el ámbito judicial, al afirmar que este derecho debería centrarse en el litigante y no en quien imparte justicia. Sus declaraciones tuvieron lugar durante su disertación en el XXVIII Encuentro de la Jurisdicción Ordinaria, que se desarrolló en la ciudad de Villavicencio, Colombia, bajo el lema “Justicia somos todos”. El evento, organizado por la Corte Suprema de Justicia de Colombia y el Consejo Superior de la Judicatura, contó con la presencia del presidente colombiano, Gustavo Petro, y más de un millar de integrantes de la magistratura, la academia y la abogacía.
Durante su participación en un panel sobre “Nuevas visiones del derecho moderado”, Fernández Mendía cuestionó el paradigma actual. “El derecho a la objeción de conciencia no debería ser un derecho pensado en el juez o jueza, sino en el litigante”, sostuvo. Para ilustrar su punto, trazó un paralelismo con otras profesiones: “Si decimos que tenemos derecho a que nos trate un buen médico o un buen psicólogo, ¿por qué no tener derecho a tener un mejor juez?”. Según el magistrado, en estos casos, la persona que será beneficiada o perjudicada por una decisión judicial “ni siquiera tiene derecho a intervenir”.
El presidente del STJ pampeano también llamó a una profunda autorreflexión por parte del poder judicial. “Los jueces tenemos que mirarnos al espejo porque somos imparciales cuando resolvemos conflictos de terceros; pero podemos caer en trampas o posverdades cuando se trata de nuestra conciencia y así es que podemos llegar a resultados espurios”, indicó. En este sentido, subrayó que la transparencia de la conciencia es fundamental al momento de resolver y que el juramento del cargo implica administrar justicia “bien y legalmente”, priorizando el “bien” como una aspiración a la excelencia por sobre la simple eficiencia.
Fernández Mendía, quien también es representante argentino en la Comisión Iberoamericana de Ética Judicial, advirtió sobre el uso indebido de este recurso. “Seamos sensatos cuando resolvamos un acto de conciencia, como si fuera el último acto digno de nuestra vida. No planteemos disimuladamente cuestiones de conciencia para evadirnos de resoluciones porque eso es cobardía”, concluyó. Además, enfatizó que la credibilidad se construye siendo transparentes “a pesar del error”, ya que “el derecho a un juez imparcial está por encima” de otros.
En el mismo encuentro, el sacerdote jesuita, filósofo y teólogo Carlos Justino Novoa Matallana abordó las causas estructurales de la violencia. Sostuvo que fenómenos como el narcotráfico y la guerrilla no surgen de la nada, sino que se nutren de la inequidad y la falta de oportunidades. “¿Por qué hay narcotráfico? Es sencillo, porque a nuestros campesinos nos les es posible sacar la yuca a las carreteras porque no tenemos una economía al servicio del campesino”, explicó. En contraste, señaló que “sí le compran la coca a buen precio”.
El sacerdote vinculó directamente el desempleo con el fortalecimiento de los grupos armados ilegales. “A un padre de familia que no tiene empleo y que lleva tres o cuatro meses buscándolo, le ponen esa platita (sic) y un fusil. Es todo un negocio. Y quien surte de mano de obra a ese negocio es el desempleo”, manifestó. Describió a Colombia como “un país con una iniquidad insoportable” debido a la alta concentración de la riqueza. Finalmente, citando al Papa Francisco y estudios de organismos internacionales, concluyó que mientras persistan la inequidad y la exclusión, “siempre habrá violencia”, más allá de la inversión en seguridad.